
es como si nunca se hubiese mirado desnuda al espejo. le asombraba, así como una niña que ve algo por primera vez. sus tetas de ninfa colgaban perfectas justo en frente de ella y se encontró bella. escuchaba un silvido tenue que parecía provenir de su cabeza. se volteaba lentamente, como inspeccionando el ser que veía frente a ella. la miraba extrañada, como si en realidad pensara que esa no era ella. ahora eran dos silvidos, este más fino que el anterior. se abrían sus ojos en mera incredulidad y se encontraba inefable, tal vez sólo con la palabra... sublime. bajó su cabeza, se miró desde los pies hasta sus pezones y sonrió, dando cuenta que todo estaba donde correspondía.
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