Lilith (1892), pintura en óleo de John Collier
eres demonio
que siembras
deseos
y cosechas
placeres
preferidos
los que desatan
eventos cataclísmicos
y terminan en un
gemido infernal
Adán
pacífico y
atontado
te ve
con un tedio
soporil
pero con un
genuino gusto
de complacer tus antojos
recordaba él
masacrar en masa
todas sus ovejas
para que
pudieses regar
tus margaritas
negras
llegó el octavo
día
tu predilecto
Adán se te
entrega
desde que asoma
la primera llama
candil del día
hasta que
acrecienta
la oscuridad
invernal
que da paso a la
noche
solo para que
puedas soñar
dando a luz
animales nocturnos
el Primer Hombre
llena de leña
la hoguera de tu
boca
análogo en tus
vísceras
digital en tu
sexo
él
muerde las
pupilas de tus pechos
tú
sueltas fuego
atragantado
él
aprieta los
párpados de sus manos
tú
caes rendida…
…y muerta al fin
sueñas con Eva